El otro día vi algo que no había visto nunca y creo que nunca volveré a ver. Paseaba con mi novio cuando de pronto, a cosa de 50 metros, un perro estaba lanzando fuertes ladridos, bueno yo diría gemidos. Un ser que en lugar de un hombre más bien parecía una bestia estaba pegándole furiosos golpes con un palo y a pesar de que el animal era un soberbio ejemplar de pastor alemán, lo dejó casi inconsciente de tan brutal paliza y seguramente le rompió una pata. La gente, entre ellos nosotros, nos rebelamos contra este ser inhumano tratándolo de todo hasta que llegó la policía y se lo llevó, además de al animal maltratado. Estos actos parecen incomprensibles pero se dan. Qué pena que haya gentes tan sin conciencia. Juana de la Rosa. Valencia.