Como simple voz de un pueblo, elevo un réquiem por Rita Barberá, la exalcaldesa que en un cuarto de siglo transformó Valencia, la mejor alcaldesa que ha tenido la ciudad en los últimos cien años, que vivió por y para España, por y para Valencia. No se ocupó por desmontar espacios de aceras a los peatones, ni luchó por una ciudad de gatos, ni anduvo con continuas reivindicaciones feministas: solo se ocupó de mejorar de otra manera la vida de los valencianos.

Le reconozco una demostrada culpa: pertenecer a un determinado partido político. Redes sociales, escraches, mentiras repetidas contra su dignidad como persona la han matado. Jamás volvamos a encontrarnos con cierta democracia que asesina, como el viejo oeste, llevando a la horca antes de que la justicia actúe. La mía, una voz del pueblo, da a Rita las gracias y pide a Dios que descanse en paz. Napoleón Catarineu Nieto. Valencia.