El pasado 2 de marzo se celebró en el CEIP Mestalla una charla informativa sobre los efectos de la jornada continua en el alumnado. Participaban Sandra Obiol, profesora del Departamento de Sociología y antropología social de la UV; Enrique Castillejo, presidente del colegio de pedagogos y psicólogos; Màrius Fullana, presidente de FampaValencia; y Pablo Rovira, delegado de la revista Magisterio. Los cuatro manifestaron todos los inconvenientes y perjuicios de la jornada continua.

Se distribuyó un dossier informativo en el que se afirma que «no se conocen estudios científicos reconocidos (sic) sobre los beneficios de la jornada continua». Ninguno. En todo el planeta. En toda la historia de la humanidad. Siendo esta afirmación una mentira dolosa, es decir, aquella en la que no cabe desconocimiento o error de buena fe, mi primera reacción fue preguntarme por qué entre los sellos que avalaban la convocatoria de la charla, además de los de Fampa Valencia o la confederación Gonzalo Anaya, figuraba el de la Conselleria d´Educació.

Si la conselleria da por buena una charla informativa a las familias que sólo recoge el parecer de una de las dos posturas enfrentadas en la controversia, me gustaría preguntar qué alto cargo autorizó estampar el sello de la institución en el cartel que anunciaba el acto. Es una pregunta de un padre que, con sus impuestos sufraga dicha conselleria.