No es la primera ocasión en la que durante el verano y siendo usuario frecuente de la Biblioteca de la calle Hospital, de València, me veo obligado a interrumpir mis consultas en ella a causa de las altísimas temperaturas que se alcanzan en su interior durante las tardes; por otra parte, mis únicas horas en las que puedo consultar documentos y libros de mi interés. Por desgracia, la avería, desconexión, falta de mantenimiento de la maquinaria de aire acondicionado o desidia por parte de quien corresponda hace que sea imposible la estancia en esas instalaciones, por no hablar de la imposibilidad de concentración en el cometido que me lleva allí.

Lamento que esta situación deba ser compartida por los demás usuarios de dicha biblioteca, así como por los trabajadores que desarrollan su actividad durante esas horas, pero como veo que esta situación no tiene visos de revertir con prontitud, siento la necesidad de poner en conocimiento de la sociedad este atropello en las condiciones de estancia en dicho lugar. Vicente Gómez-Mendoza. València.