Quiero comentar la desgraciada respuesta de Albert Girona a una intervención de Plácido Domingo sobre la renuncia de Davide Livermore. Es indignante que un don nadie alguien como Girona sin antecedentes importantes en las artes y la cultura se permita decir «no creo que la opinión de una persona que viene de fuera tenga más interés...» referido al tenor. Las ciudades importantes y de calidad cultural tienen su teatro para la opera y este señor lo quiere desmontar. Por otro lado, Plácido Domingo no viene de fuera, es un hombre formado y centrado en la cultura básicamente el canto, la ópera y más. Causa una gran indignación esa actitud absolutamente fuera de lugar de Girona... un burócrata más.