Dicen y es verdad que poco dura la alegría en casa del pobre. Ante la alegría de que nuestro querido Carlos Sáinz haya ganado su segundo Dakar, me encuentro con la cara opuesta de la moneda, con la desagradable noticia de la propuesta de Carles Puigdemont como candidato a la Presidencia de la Generalitat de Catalunya por el nuevo presidente del Parlament, Roger Torrent, con unas palabras que no pueden ser más huecas ya que explicó que es consciente de las dificultades que presenta esta investidura, pero defiende que Puigdemont tiene «absoluta legitimidad» para volver a ser presidente.

Esto es más de lo mismo, ya que él fue elegido por la manipulación de un artículo que solo justifica el voto no presencial, por personas enfermas o en viaje de sus funciones, y nunca a personas que están en la cárcel. Por si esto fuera poco, ahora se pretende presentar a presidente a una persona que está en otro país huido de la justicia, por lo que llego a la conclusión que a esas personas le importa un carajo los ciudadanos catalanes que no le han votado, que son más de dos millones. Es decir, esto es la segunda parte de la obra de teatro de estos políticos, representando su legitimidad para seguir cobrando esa millonada de sueldo. Enrique Fernández Iniesta. València.