Es una pena que tras el emocionante derbi disputado entre Valencia y Levante el pasado domingo, poca gente terminase hablando de entrega, pasión y lucha, y sí de los errores arbitrales que condicionaron el resultado final del encuentro, que ganó el Valencia por 3-1. El árbitro favoreció a los locales en dos ocasiones, en un gol mal anulado al Levante y en un penalti que nunca debió ser pitado. Lógicamente el enfado de los granotas fue máximo y así lo demostraron en ruedas de prensa e incluso por redes sociales.

Pero la conclusión que nos deja este partido es que la protesta solo existe cuando nos sentimos desfavorecidos por un error, ya que los que tras el encuentro afirmaban que no hablan de árbitros, o que es muy complicado pitar, semanas antes decían que se sienten vigilados por los árbitros como es el caso de Marcelino, o que en el Camp Nou hay que jugar contra el Barça y contra el árbitro como afirmó el brasileño Paulista. El trío arbitral es humano, pero si de algo estamos seguros es de que el año que viene con la ayuda del VAR, cuando vayamos al bar probablemente tendremos menos temas de conversación. Guillermo Sánchez- Ferragut Calvet. València.