Venimos asistiendo en los últimos años a diferentes medidas con la finalidad de solucionar los episodios de saturación crónica que padece el Servicio de Urgencias del Hospital, lo que conlleva un descenso de la mayoría de indicadores de calidad con incremento del número de pacientes que esperan ser atendidos, con un incremento de tiempo de espera para inicio de la asistencia y el tiempo de actuación médico-enfermería.

Últimamente las causas de saturación son diversas, pero fundamentalmente la dificultad en adjudicación de cama para ingresar y su disponibilidad real. En el momento actual, las circunstancias socioeconómicas comportan un replanteamiento del Sistema Sanitario. Pero los presupuestos de mejora pasan por asegurar unos recursos mínimos estructurales y de personal que venimos demandando en los últimos años. La hospitalización domiciliaria, hospital de día, y área de observación mal dotado de recursos estructurales y personal no han solucionado la saturación actual de urgencias.

Lo que provoca insatisfacción de los pacientes, familiares y personal sanitario y al deterioro de aspecto como la dignidad, la comodidad o la confidencialidad. La gravedad de la situación actual de colapso en el servicio, sería tolerable para pacientes y profesionales si fuera excepcional o incluso ocasional.

Actualmente la demanda asistencial supera con creces la capacidad y prestar un servicio mínimo de atención urgente de calidad. En el último mes se han atendido 1.000 pacientes más con respecto al año anterior. La importante demanda de atención urgente en nuestro hospital es un hecho incuestionable, este crecimiento no ha ido acompañado en la mayoría de los casos de un aumento paralelo de los recursos estructurales y de personal. El uso inadecuado de los servicios de urgencias por parte de pacientes que acuden bien por propia iniciativa, o por haber sido derivados con patologías menores o por acelerar exploraciones complementarias.

La realidad diaria es que los pacientes a la espera de hospitalización son los que provocan saturación. Son dramáticas las imágenes que se están viendo con los pacientes hacinados durante horas en los pasillos por falta de espacio. Las urgencias del Hospital de Sant Joan ya de por si colapsadas, se han visto desbordadas por la última epidemia de gripe. Los pacientes esperan más de lo debido lo cual aumenta su dolor y su sufrimiento, no se cubren sus expectativas. La calidad percibida disminuye, aumenta la insatisfacción, el sistema pierde eficiencia y la imposibilidad de atender nuevos pacientes en condiciones dignas. Hay pacientes que precisan de una cama y son atendidos en sillones o sillas de ruedas. La sala de espera puede llegar a tener más de 50 enfermos y familiares dándose situaciones de violencia y agresividad de familiares contra el personal de urgencias.

La sobresaturación de urgencias es ya de carácter estructural no coyuntural. Esta situación de degradación del servicio es una pésima imagen del sistema público de salud.

El área de Observación está bloqueada por pacientes pendientes de ingresar, mermando la capacidad de ingresos de pacientes propios de observación. En la unidad de pre-ingreso llamada UPI que se creó hace años como una solución de emergencia con una estructura física inadecuada está abierta desde el pasado mes de diciembre, almacenando pacientes y funcionando como una planta con 13 pacientes entre cortinas y sin tener cubiertas las necesidades básicas de una planta de hospitalización.

También otro aspecto básico es la dotación de personal sanitario, una desproporción que favorece la saturación. Debe cumplirse el ratio enfermero/paciente recomendado por las sociedades científicas. La sobrecarga del personal sanitario que no solo debe atender a los nuevos pacientes que acuden sino también a los que permanecen en el pasillo ya de forma crónica, crea una situación de déficit efectivo de personal. Muchos pacientes ven afectada su dignidad por el mal servicio que se está ofreciendo en Urgencias, colocándoles en un pasillo o en espacios reducidos. Las carencias cuando hay sobresaturación no son algo puntual, el déficit de atención por falta de personal se arrastra todo el año.

El envejecimiento de la población y la complejidad de los cuidados en pacientes pluripatológicos hacen necesario que se revisen los ratios enfermero/paciente. La saturación del Servicio de Urgencias es un problema real por el aumento de la demanda, lo cual redunda en una menor calidad en el servicio que se presta, transformándose en atención inhumana, disminuyendo la atención oportuna, la eficiencia y la calidad dispensada.

La asistencia en el último mes de más de 1.000 pacientes más con respecto año anterior hace que los propios profesionales de Urgencias se encuentren en situación de colapso asistencial.

La presencia cada vez mayor de pacientes crónicos de edad avanzada y elevada movilidad implica una mayor necesidad de ingresos hospitalarios.

La dirección del Hospital mantiene esta situación de maltrato asistencial permanente amparándose en la debilidad de los pacientes y la vulnerabilidad en que se encuentran los enfermos. Mantener esta indiferencia ante el padecimiento de las personas y no adoptar las medidas que garanticen su derecho a la atención inmediata comporta un agravamiento ético y moral de su inadmisible conducta.

El servicio de Urgencias es una habitación con vistas de nuestro Sistema de Salud. La forma más rápida de evaluar la salud pública, atención primaria y atención especializada es pasar unas horas en el servicio de urgencias (pasillos, masificación, mínimas infraestructuras en UPI y Observación). Es necesario reflexionar sobre qué modelo promueve la Conselleria, el que esperan los ciudadanos por un lado, los profesionales por otro y cual es realmente factible a pesar del contexto socioeconómico actual.

En momentos de grandes conflictos debemos ser valientes y afrontar las reformas de aquello que presenta cierto agotamiento en nuestro sistema sanitario. Aparcar los problemas no ha servido para evitarlos. Hay que mejorar y corregir desajustes y déficits para mejorar el proyecto de atención sanitaria. Es urgente ponerse a trabajar para conseguirlo. Deben existir recursos suficientes, ya que se trata de un servicio esencial en el sistema sanitario moderno. La contratación de personal de refuerzo es escasa y por poco tiempo, a veces incluso con contratos por horas o rozando la ilegalidad. Los recortes presupuestarios no han incrementado las plantillas de Urgencias, las mejoras de medios humanos y de infraestructuras son imprescindibles para agilizar la atención de urgencias. Nos vienen hablando de reformas y ampliación de Urgencias desde hace más de 15 años.

Ya no valen parches para resolver la situación actual hasta que se realicen las obras de ampliación tantas veces prometidas, hay que llevar una acción más profunda que permita evitar la atención ya habitual de pacientes en los pasillos. Dotar de plantilla de refuerzo de 2 enfermeras y 2 auxiliares por turno y utilizar las 13 camas de la unidad pre-ingreso UPI para atención de pacientes de nivel 2 ya que los boxes actuales son muy insuficientes, con trasiego permanente de pacientes de boxes a pasillo y viceversa.

El colapso que vive el servicio de Urgencias, es un problema público y desde el punto de vista funcional se define como la situación en la que el volumen de pacientes excede la capacidad de ofrecer asistencia médica en el tiempo adecuado.

No parece despertar en nuestros equipos directivos, gestores sanitarios y Conselleria de Sanidad el interés apasionado, la dedicación entusiasta y la voluntad férrea de solución que por su actualidad y relevancia social se merece. Colapso es cuando se tienen todos los recursos utilizados y acuden pacientes a urgencias y no tienes donde colocarlos porque no tienes una cama. Desgraciadamente cada vez más habitual.

Cristóbal Román Almiñana

Enfermero de Urgencias-Observación

Miembro de la junta de personal del Hospital

DNI 22.108.372-J