Enrique de Dinamarca murió sin conseguir ser rey. Incluso en vida, y en sustitución en un momento determinado de la reina Margarita, ejerció su primogénito Federico. Aquí el mundo al revés, un rey consorte que debía caminar detrás de la reina y después detrás de su hijo. No he visto a las feministas defender a este rey, que aunque seguramente querido por su familia fue tratado injustamente por ella en su hábitat protocolario. Sus controvertidas actuaciones como francés que fue, ocurrente y a veces estrafalario, seguro que era por ese malestar constante que le deparaba su posición en la Corona de Dinamarca. Es un caso en que el hombre no está en una situación social igual que su esposa. Esa igualdad preconizada en general en los países nórdicos no se ha dado en la monarquía danesa. Francisco Javier Sotés Gil. València.