Cada vez más en los supermercados hay alimentos que no son de origen animal ni productos testados en animales, y así lo hacen saber poniendo en el envase «vegano», y es que últimamente más gente ha empezado a manifestar interés por saber de dónde viene la carne y el pescado que comen y cómo fue su vida. ¿Fueron los animales tratados humanamente? ¿Tuvieron una buena calidad de vida antes de que la muerte los convirtiera en la cena de alguien? Todos decimos que estamos en contra de la violencia y que nos importan los animales. Entonces, ¿cómo podemos justificar el hecho de que matamos a miles de millones de animales cada año para producir alimentos?

El día en que nos centremos en las víctimas y no en el sabor de lo que algún día fue el cuerpo de alguien, empezarán realmente a importarnos los animales. Y es que por fuera somos diferentes, pero por dentro somos iguales. Cristina Ardid Soler. València.