La ministra de Justicia alemana, Katarina Barley, a la que desautorizaron sus opiniones, dijo que está satisfecha de que el expresidiario Puigdemont (así se le debe llamar, pues ha estado doce días en la cárcel alemana) reclamado por la justicia española, principalmente por golpista y otros delitos, lo hubiesen soltado. Sorprendieron en España sus manifestaciones, pues ya han aclarado los mismos jueces alemanes que el tema independentista no es político. El ministro de Exteriores español, Alfonso Dastis, de forma muy diplomática, dijo que las manifestaciones de la ministra alemana eran desafortunadas, aunque después sus colegas de Exteriores le dicen que no eran adecuadas sus palabras, cuando en mi opinión son perfectas. ¿Por qué las opiniones de Dastis no son adecuadas? El Gobierno alemán ya se ha manifestado en varias ocasiones, al igual que el español, sobre que el catalán es un problema interior de España y plenamente judicial por los delitos que conllevan. Lo que debería hacer la ministra alemana de Justicia es prohibir al delincuente Puigdemont que fuera dando mítines contra su posición judicial en España, como se lo permitían en Bégica, y que dejara de decir opiniones que pueden enfrentar a Gobiernos amigos.

Y respecto a la actuación de los Comités de Defensa de la República -¿qué república?- no entiendo que estén permitidos, así como sus sabotajes. Francisco Javier Sotés Gil. València.