Primero. De entrada, desde luego es un tema de actualidad porque les conviene a los bancos. A los clientes, a los jóvenes sí, a los mayores no y a las empresas en cuanto a nueva financiación tampoco. Y cada vez hay más jubilados y necesitamos un buen número de nuevas empresas o emprendedores. Explícale a ambos segmentos de clientes que la digitación da un servicio de calidad al cliente, mejor que la atención personalizada fundamentada en la confianza y la proximidad. En cualquier caso, ésta ya no existe porque la banca, convertida en oligopolio, reduce oficinas y cambia a los directores de tal manera que es imposible que surja una relación de confianza y negocies con alguien que tiene en su memoria cómo cumpliste en su día o cómo has luchado por tu empresa y por cumplir con el banco. Ahora, lo que priva, además, es la consecución de los objetivos, que te determinan de forma centralizada los productos a colocar a tus clientes y con carácter mensual. No existe lo que falsamente llaman «cuidado eficaz del cliente», y sí el «colócale todos productos que puedas», lo necesiten o no.

Segundo. Digitalización, si el banco que más vende resulta que después tiene un teleproceso en oficinas lamentable y colas de espera, qué quieres que te diga.

Tercero. La digitalización sirve para facilitar el uso de los medios de pago y conocer tu comportamiento en el uso de los mismos, pero jamás podrá servir o no debería servir de base para analizar una solicitud de crédito para un nuevo proyecto. Tendrás que tener, aquí o en Sudamérica o en la India, donde los sueldos sean más baratos, analistas para estudiar el plan de viabilidad presentado y, derivado del mismo , conceder o no la financiación.

Cuarto. Como si el Big Data fuera nuevo. En mi entidad, mi departamento construyó ya un Big Data de riesgos de clientes en 1994. Luego, no es un avance como venden , pues ya existían antes de la crisis... ¿Y la previno? En mi entidad sí , pero los dirigentes no quisieron oír mis alegatos ni leer mis informes. Conclusión: mucho Big Data, pero su éxito depende de su diseño, calidad y validación de los datos almacenados, calidad de los reportings generados a partir de ellos y voluntad de los dirigentes en usar o no convenientemente la información. Premisa: un Big Data mal diseñado no vale de nada, incluso puede ser perverso para la entidad. Un Big Data bien estructurado, en cuanto a campos de datos y generación de históricos y evolutivos, será útil si los dirigentes lo utilizan y toman las decisiones les guste o no lo que informan o predicen sus reportings y se empieza a prescindir de los departamentos que te traen aún PowerPoint manipulados.

Y para finalizar, conozco más de un empresario que ha pagado fielmente durante 10, 15 años sus créditos y ese aspecto no le da crédito suficiente al banco para volver a financiarlo porque dice el director de turno (porque el que realmente te conoce ya se han encargado de que no esté) que la máquina... (Big Data) por tal o por cual, estás en el Asnef o en el Rai, y ya no te dejan ni presentar tu nuevo proyecto, a ti que, a pesar de la crisis, que aú no ha finalizado, sigues dispuesto a arriesgarte de nuevo a pesar de los golpes recibidos. Alberto Ribes. (Asesor financiero) València.