El pasado domingo, Carla Aliño publicó el extenso y documentado reportaje Los grafitis inundan de arte las calles, en el que nos daba una visión global y acertada sobre los cambios que se están produciendo en la sociedad que empieza a cambiar la percepción de vandalismo -que todavía hay- al de arte no convencional, dinamizador de la vida cultural de muchos municipios. A la amplia relación de festivales que indicaba, cabe añadir que también en las grandes ciudades se celebran estos festivales. En la capital, Intramuros (IV), Extramuros (VIII), Zedre, Sensemurs en la Punta (I) o los de Torrente (III), Massanassa (II), Villamarchante (II), Liria, Puzol o Burjassot, entre otros. Ahora bien, cuando Carla afirma que el Festival Poliniza Dos en su XIII edición, organizado por la Universidad Politécnica de Valencia y que se celebra esta semana, está «considerado el festival decano en el panorama español, ya que nació en 2006», comete un erro.

En Valencia hay un festival más antiguo. El Xekin de Canet de Berenguer que, en agosto de 2017, en los muros de su club náutico, celebró su XIV edición. La primera edición del Xekin tuvo lugar el 24 de julio de 2004, dos años antes que el Poliniza Dos, en las vallas de cerramiento del cámping de Canet, en la calle Flor de Mayo.