Para que no se me malinterprete, quiero dejar muy claro que condeno enérgicamente la violencia de género, al igual que condeno con la misma contundencia cuanto de manipulación pueda hacerse utilizando miserablemente hechos de tan despreciable signo. Así como condeno igualmente el terrorismo tanto como detesto la manipulación que de tan canallescos asesinatos ha venido haciendo la política y determinadas asociaciones que se han dejado manipular miserablemente.

Pues bien, desde que se conoció la sentencia de La Manada, una sociedad indignada -con absoluta legitimidad pero con capacidad nula de análisis jurídico y sin conocer el más mínimo detalle de como se ha desarrollado el juicio, sin haber leído ni un solo párrafo de la sentencia y/o del voto particular- viene haciendo juicios de valor carentes del más mínimo sentido y sí con una elevada carga de ignorancia. La sociedad no debe dejarse llevar por el sentimiento fácil y espontáneo que, reitero, con absoluta legitimidad tenemos a flor de piel, y por una sensibilidad extrema debido a tanto despropósito a que nos tienen acostumbrados los políticos de turno. Seamos, pues, prudentes y dejemos trabajar a la justicia, que, si bien no es la idónea, tal vez sea una de las menos malas, y por cuya perfección máxima debemos trabajar la sociedad.