Algunos pensarán mal de mí si ahora digo que me encanta el rap, y así es. «El rap representa delincuencia». Probablemente esa sea la idea de aquellos que prefieren la comodidad de juzgar a primera vista antes que adentrarse en la aventura de informarse, dejarse sorprender y conocer la realidad. Yo fui uno de esos que se lanzó, casi sin querer, al descubrimiento, y hoy puedo decir que, aunque vivimos en una sociedad que se fija más en lo que aparentas que en lo que eres, merece la pena dejarse llevar y experimentar. Eso me hizo descubrir que, a veces, la persona más bondadosa no se mueve por las oficinas del Parlamento, sino por las calles más pobres de tu ciudad. Gonzalo Pardo. València