Hace dos años me diagnosticaron de un cáncer avanzado que me obligó a jubilarme a los 73 años de mi trabajo como médico. Conviví con la enfermedad durante estos meses disfrutando de la vida en la naturaleza con mi familia y amigos. Hasta hace aproximadamente un mes, me comunicaron la irreversibilidad del proceso de mi enfermedad, ya era paciente terminal. Mi deseo era irme a casa para fallecer alrededor de mis seres queridos y asegurarme que se cumpliese los ritos budistas. Gracias a la Unidad de Hospitalización Domiciliaria del hospital General de Valencia, a Chiqui, Juan Ignacio y Teresa, son los que me proporcionan los cuidados paliativos con un trato profesional, amable y con dignidad, han logrado alargar mi vida durante este tiempo sin dolor y sufrimiento. Y cuando el tiempo llegue y tenga que irme al cielo, ellos me ayudarán a marcharme sin sufrimiento. Lo harán con la sedación paliativa, la cual consiste en la aplicación de fármacos sedantes ante un proceso irreversible que provoque síntomas molestos los cuales no se pueden tratar con otros métodos ya que el daño al paciente supera su beneficio. También doy gracias a los consejos de profesionales del IVO, al dr. Arribas y a la dra. Oliete, y a profesionales del hospital Pare Jofre. Me voy tranquila y contenta, doy gracias por tener unos amigos y pacientes tan magníficos, a mis alumnos del Tai Chi. A todos os digo que disfrutéis de la vida, trabajad, comed todo los que podáis, cuidaros la salud y siempre ser generosos con los demás. Peifang Wang. València.