De la muerte de delfines en una bahía de Brasil por la contaminación, somos responsables. De la tala de 3.191 árboles en el separador de la autopista Norte, somos responsables. Estamos destruyendo a la que nos lo proporciona todo, la naturaleza, ¿no suena absurdo? La explotamos sin límites, hasta que el límite lo ponga ella, entonces será tarde. El problema nos afecta a todos, según la OMS, cada año se dan 7 millones de muertes debidas a la contaminación atmosférica. Pero, asimismo afecta a los que están por llegar, ¿será posible la supervivencia de las generaciones futuras? Carlos Rius Pons. València.