La Conselleria de Sanidad acaba de poner en marcha una campaña de información sobre el suicidio, cuyo objetivo es bajar las cifras de estas muertes voluntarias en la Comunitat. Lo aplaudo, por supuesto.

Sin embargo, me pregunto por qué la autoridad, sea la policía, la guardia civil o quien se trate, siempre procura evitar el fatal desenlace que pretende alguien con la intención de quitarse la vida. Se habla con esa persona, se la intenta convencer de que no se tire por el balcón y, si se logra que no siga adelante, se sigue un proceso con ella de "desintoxicación" de esas ideas. Incluso se puede llegar a ingresar a la persona en un centro hospitalario.

Alguien diría que esa manera de tratar al presunto suicida lleva consigo vulnerar su libertad. Parece que en ocasiones es conveniente hacerlo. Es posible que el sujeto esté pasando por un periodo de enajenación mental y quizás necesite buenos consejos que le ayuden a cambiar de opinión. Probablemente, el mismo papel hacen los cuidados paliativos en el caso de personas enfermas que piden morir, cuando lo que quieren realmente es morir sin dolor, rodeadas de cariño. Hagamos lo posible para que esos cuidados lleguen a todos. José María Ferreira. València.