Algo de lo que no cabe duda, es que hay algo que falla en el sistema educativo de hoy en día. Hay algo que falla, porque estamos limitados a una nota. Se nos evalúa y se nos juzga por un simple número. Realmente no se llegan a ver todas nuestras capacidades y solo nos dan la oportunidad de mostrar una pequeña parte de nosotros.

Bachillerato es una etapa que está llena de agobio, estrés y presión. Retenemos información en la cabeza, para luego vomitarla en un exámen y no acordarnos de nada al día siguiente. Nos agobiamos porque sabemos que al final, después de tanto esfuerzo, vamos a depender de un examen, y si no llegamos a cierta nota, ya no vamos a tener la oportunidad de estudiar lo que realmente nos gusta.

El ambiente que se respira no es para nada bueno. Hay rivalidad por las notas, por ver quién saca más y alumnos llorando y con ansiedad después de un examen por impotencia, porque a lo mejor por tener un mal día, no van a obtener la nota que se merecen después de tanto esfuerzo y dedicación. No es justo que un número nos diga hasta dónde podemos llegar, que nos limite. Debería haber ilusión y ganas por querer llegar a lo que nos gusta, no miedo por el proceso y agobio por la posibilidad de no conseguirlo debido a la forma en la que nos evalúan. Nosotros debemos marcarnos nuestro propio límite.