No bebas. Es la advertencia que más oigo en casa cuando me preparo para salir por la noche con mis amigos. Es malo para mi salud, eso me dicen y me lo intentan demostrar con estudios médicos. No hace falta, eso lo sabemos todos. Pero nadie me orienta sobre cómo puedo evitarlo, cómo decirle a mis amigos «yo paso», cómo evitar el aislamiento que produce a mi edad ser el único que deja de hacerlo, o cómo argumentar en contra cuando te cuentan que no puede ser tan malo pues toda la sociedad lo hace. Si el consumo de alcohol entre nosotros es un verdadero problema social se debería invertir más para educar en su prevención.