Me parece una falta total de respeto y desprecio a los valencianos que en la ya tradicional Copa de la Reina de Vela celebrada estos días en València, la reina Letizia, por lo menos ella, no hiciera acto de presencia (algo que sí hacía su suegra), ni siquiera para la entrega de trofeos. En cambio, los reyes, ambos, sí que viajaron a Cataluña (donde no los aprecian nada) para la entrega de los premios que otorga la Fundación Princesa de Girona.

Habría que recordarle a la Familia Real que esa institución que ellos disfrutan en exclusiva, la pagamos todos los españoles. No solo catalanes y madrileños. Que su única función y por lo que se les mantiene, es por su carácter representativo y de solemnidad en actos de carácter nacional e internacional. Los reyes, con su presencia, dan publicidad e imagen allá donde van y para eso se les paga, y muy bien.

Todas las revistas del corazón se hacen eco de sus andanzas con multitud de fotografías. Los reyes, sus hijas y los eméritos están siempre en estas revistas dando con su presencia, prestigio, pompa y brillantez a esos acontecimientos y a las ciudades que los organizan. Pero, sobre todo, de entre todos los miembros, la que se lleva la palma y bate récord de exposición mediática es la actual reina.

Pero la culpable de esta ausencia y ninguneo a los valencianos no es sólo la Casa Real. Mucha culpa la tienen las instituciones y medios de comunicación valencianas que son incapaces de exigir la presencia de los reyes con mucha más asiduidad. No hace falta recordar que València es la tercera capital de España y la más fiel seguramente al Estado. Y que es también obligación de los reyes dar brillo y luz a nuestra tierra. La institución monárquica debe mantener el principio de equidad e igualdad con todas las regiones. Tiene la obligación de asistir y visitar todas las comunidades de nuestro país.

Una vez más, los valencianos y sus instituciones nos hemos dormido viéndolas pasar. Mientras unos no dan puntada sin hilo, nosotros dormimos bajo la higuera. Nunca aprenderemos.