La Junta Central Fallera (JCF), organismo que regula y coordina la fiesta de las fallas, demostró el pasado sábado 14 de julio la falta de sensibilidad, tacto y delicadeza hacia, sobre todo, las niñas que presentaban a una de las preselecciones a las cortes de honor 2019. No es de recibo que en mitad de julio, con un calor sofocante, se les convoque a las 18:30 horas para un acto que se eternizó y que no concluyo hasta pasadas las 2 de la madrugada.

Es verdad que durante las entrevistas con el jurado estuvieron a buen recaudo (con aire acondicionado) en el casal de la comisión organizadora del evento, pero también es cierto que estuvieron enclaustradas hasta bien entrada la noche. En el caso de las falleras mayores infantiles, éstas no hicieron acto de presencia en la cena, organizada en mitad de la calle y a altas temperaturas, hasta las 23 horas, con el consiguiente desmayo y cansancio de muchas de ellas.

Además, durante la cena, estuvieron aisladas de familiares y amigos. Las horas pasaban y el calor hacía mella en estas niñas que aguantaban estoicamente con sus indumentarias a que llegara la deliberación final del jurado. Esta decisión se demoró en exceso ante el desaliento de las pequeñas. Por si fuera poco, hubo que esperar a que hicieran acto de presencia las distintas cortes de honor con las falleras mayores de València a la cabeza (me pregunto si no sería suficiente la presencia de una de las dos). Todo ello contribuyó a que varias niñas candidatas a ser elegidas por su sector, acabaran llorando, vomitando, con desmayos y mareos, propios de una tensión y espera totalmente innecesaria e injustificable.

Por ello, creo que sería más recomendable e incluso productivo que se acotaran los tiempos en estos actos tan pesados e interminables de preselección y no se hiciera pasar por este mal trago a niñas de tan corta edad. Seguramente sería más saludable por el bien de las niñas y de la fiesta reducirlo a un par de horas como sucede con las fallas de los sectores que realizan la preselección en los Jardines del Palau de la Música. En las manos de Junta Central Fallera está que dignifiquen estas fiestas si no quieren que algún día tengamos un serio disgusto con la salud de estas pequeñas. Rafael Solano Monleón. València.