El monje Josep Miquel Bausset, metido a nacionalista, opina sobre qué es o no adecuado en nuestra comunidad, cuando en la suya la democracia brilla por su ausencia. Este monje es más un bidón de gasolina que un hombre de Dios. Aprovechando el púlpito en Monserrat, lanza proclamas de la mentira nacionalista catalana, que aquí actualmente llevan en su corazón no pocos malos gobernantes. Es una paranoia eso de que la lengua recibe constantes ataques de no sé quién o no sé qué oscuros intereses. La Ley de uso, como este guerrero del nacionalismo dice, deja bien claro «el derecho a conocer y usar». Déjennos en paz con tanta imposición y permitan que nos expresemos como nos dé la gana y si es en castellano sea y si es en nuestro valenciano, sea también, pero libremente. Juan J. Novella. València.