Ante la advertencia del señor Álvarez, de que si se aplica un impuesto a la banca para complementar el sistema de financiación de las pensiones en España el Banco Santander podría modificar su estructura legal en nuestro país, le comunico, como accionista y cliente de su entidad, que probablemente me vería obligado a deshacerme de sus acciones y cerrar mis cuentas. No es la primera vez que me dan ganas de romper mis vínculos con su banco. Ya me ocurrió cuando tomaron la incomprensible decisión de premiar al señor Rato por su expolio de Caja Madrid y Bankia nombrándole consejero. En aquella ocasión, la fidelidad a sus empleados y el excelente servicio de su oficina del Campus de Burjassot, me impidieron materializar mi impulso pero, créame, aunque he tolerado errores en su gestión o abusos en algunos de sus productos que me han afectado directamente, no estoy dispuesto a tolerar la insolidaridad con el sistema de pensiones de mi país y, si se materializa alguna de las veladas amenazas de su consejero delegado, le prometo romper mi relación con el banco y animar cualquier movimiento de desestabilización de su grupo.

Soy consciente de que un profesor universitario frente a una banquera como usted es una imagen cercana a David y Goliat, pero confío en que mis palabras le hagan pensar con inteligencia sus decisiones. Miguel de la Guardia. València.