No merece la pena que contesten los constitucionalistas a las salvajes e insultantes actuaciones independentistas por gente como Puigdemont, Torra, etc. Al primero le dejaron delegar su voto cuando es un fugado y un expresidiario que, huyendo de la justicia se hizo en su día un fugitivo delincuente. Menos mal que el juez Llarena los ha inhabilitado a todos los que fueron golpistas, aunque siempre me ha parecido una injusticia que aun procesados estuviesen cobrando sueldos a los que no deberían haber tenido derecho. No, no merece la pena sentir vergüenza de un país como Bélgica, que dicen que no hay riesgo de fuga cuando fue Puigdemont detenido en Alemania y le dejan después en libertad inexplicablemente y le dejan también lanzar soflamas independentistas, insultos contra el jefe del Estado, contra el Gobierno y contra todos los españoles de bien.

Y los jueces alemanes solo aceptarán la extradición por malversación. No, no merece la pena contestarles a esos caducos personajes, ni a sus calumnias contra la justicia española, que en un estribillo insultante siempre dicen, al igual que los que huyeron con él, que en España no tendrían un juicio justo. Y a su vez escuchar de los salvajes y nada pacíficos independentistas -los inexplicables permitidos Comités para la Defensa de la República - toda clase de diatribas e insultos y estar extrañamente permitido Ya le dijeron en Dinamarca a Puigdemont en la Universidad de Copenhague que no era aceptable que no acatara la Constitución española,y en Finlandia a Puigdemont los profesores le expresaron que no estaba claro que se presentase en nombre de todo el pueblo de Cataluña cuando solo una parte es independentista.

Siempre tenemos que cargar con los estigmas catalanistas y gobernantes autonómicos catalanes. Leáse a Vicente Blasco Ibáñez su artículo de fecha 13-6-1907 titulado «La lepra catalanista». Vivir para ver.