Visito de nuevo La Casa Museo Benlliure y quedo de nuevo impresionado por su belleza, sobre todo por el magnífico Estudio del pintor, por los paisajes de la exposición temporal y por el amable trato del personal, también por la triste soledad de las salas, sin visitantes. Visito a continuación el Museo de la Ciudad y se repite la misma impresión por la presentación, la limpieza, el buen trato y la escasez de visitas.

En los dos museos, como en todos los dependientes del Ayuntamiento de Valencia, llama la atención el diseño de portada de los interesantes trípticos informativos: en primer lugar y en recuadro destacado, la referencia del museo en valenciano; en la parte inferior, en recuadro distinto de otro color y con letra a mitad de tamaño, en castellano y luego en inglés. Como el diseño, y no solo la palabra, significa, entendemos los castellanoparlantes que aquí el castellano es considerado por nuestro Ayuntamiento al mismo nivel sonrojante, que una lengua extranjera.

De modo que somos vistos no solo como hablantes sino también como ciudadanos de segunda. Es lamentable que quienes alabamos la gestión del Ayuntamiento en tantos aspectos, veamos un borrón, una descortesía tal, llamándola así por cortesía, con todos los hispanoparlantes de otros países, del resto de España y, quizá por mayor motivo, con los valencianos. Ni es cortés ni turísticamente inteligente. Es solo un detalle, pero todo acto tiene consecuencias. Emilio Tadeo Blanco. Valencia.