Estamos asistiendo a una ópera bufa de la justicia belga y aunque he visitado Bélgica en varias ocasiones, que no cuenten más conmigo, ya que al final siento vergüenza porque allí no existe una justicia justa y de fiar como venimos observando con sus dilaciones y fallos. Y qué desvergonzado es el prófugo de la justicia española Puigdemont, que tiene aún la desfachatez de, con todas las ilegalidades que ha cometido en España, demandar al honradísimo juez Llarena.

Decir también lo bien que a reaccionado el Gobierno, que ha puesto todo su empeño en defender la jurisdicción española y que ha puesto en entredicho Puigdemont cuando va diciendo la flagrante mentira de que no hay justicia verdadera en España. Me avergüenza también la importancia que le dan las autoridades belgas al mercachifle Puigdemont. No parecen enterarse de lo que ocurre en Cataluña y de lo que ocurrió con los golpistas y sus creadas estructuras contra el Estado español y que por ello se fue Puigdemont huyendo a Bélgica, para no tener que soportar la justicia española que a él como golpista no le gusta.

Considero vergonzoso lo que están demostrando el Gobierno belga y sus jurisconsultos contra España. Y no digamos Torra con sus amenazas, copias de las de Puigdemont, que vuelve otra vez en contra de los catalanes constitucionalistas y unionistas, además de contra el resto de los españoles. Quien mal comienza, mal acaba.