Vuelo a Tenerife el 12 de octubre. Dice salir a las 21.35 y estamos en el aeropuerto dos horas antes, a las 19.30. Llaman a puerta de embarque y nos tienen una hora en pie a niños, mayores y al resto de usuarios. Sale a las 22.30 y nadie da una explicación de los 55 minutos de atraso ni disculpa alguna. Eso sí, la tripulación (azafatas) da las gracias por las ventas realizadas.

Cuando algún inocente iluso pregunta quién pagará el taxi para llegar a su destino, se dice que la compañía no tiene previsto el problema de demora del servicio y que se presente si cabe una demanda, ¡Chapó!

Ministro Ábalos, de Fomento, y autoridades de nuestra comunidad, les pregunto: ¿Ryanair puede reirse y mofarse del usuario al ser la concesionaria en nuestra comunidad de vuelos a Canarias, eso sí, «inmensamente» más económicos, según ella? De vuelta el 19 y ya en València, el avión parece dar alguna vuelta al aeropuerto, tarda quince minutos más y ya un poco mosqueados, nadie da la más mínima explicación.