Nuestros próceres autonómicos a veces (¿solo a veces?) parece que funcionan a base de ocurrencias. La última ha sido no dejar incinerar a los obesos mórbidos. Poco después cuando alguien les ha iluminado un poco el cerebro han rectificado. Parece siempre que echan a correr antes de atarse las zapatillas. Cada vez que hacen una tontería, se rectifica y aquí no pasa nada, cobramos lo mismo; vamos, como los del Tribunal Supremo.

Si pensaran un poco, verían que una solución para contaminar menos y ahorrar combustible sería reciclar los ataúdes, que el interior de los mismos fuera una bolsa de tela extraíble junto con el cuerpo para su incineración y que el interior de la caja pudiera ser esterilizado con lejía u otro desinfectante eficaz. Lo siento por los fabricantes de ataúdes, pero abarataría mucho un entierro. Y obligar por ley a la donación de órganos (creo que hay países que ya lo hacen): a menos materia a quemar, menos contaminación.