En València, el expresidente Aznar solicitó «compasión» para Eduardo Zaplana por llevar ocho meses en prisión preventiva. Concretamente, dijo lo siguiente:

«Con independencia de las decisiones judiciales, que se respetan, después de tantos meses de prisión preventiva, el Estado de Derecho y la justicia no son incompatibles ni con la compasión ni con cierto sentido humanitario». Me surgen diversas preguntas:

¿Por qué no pide a su exministro que, en base a las pruebas por las que la juez lo mantiene en esa situación, repare el daño «presuntamente» causado, colaborando con la investigación, aunque solo sea como muestra de «buena voluntad»?

¿Por qué el expresidente Aznar, en la época que tuvo mayoría absoluta en las Cortes, no legisló en ese sentido? ¿O es que no ha habido delincuentes, presuntos delincuentes y demás figuras jurídicas en todo momento de la historia, gente con enfermedades, incluso con desahucios, a los que podría habérseles aplicado la «compasión» que ahora pide para uno de los suyos? Por cierto, de los más fieles y aplicado.

¿Qué razón esgrimían los correligionarios del sr. Aznar en contra de la puesta en libertad del etarra Bolinaga?

En el caso del sr. Oriol Junqueras y otros líderes independentistas catalanes, en prisión preventiva bastante más que el sr. Zaplana, ¿son aplicables también la compasión y cierto sentido humanitario con la llegada de estas fechas tan entrañables? José Ramón Díaz Sáenz. Bétera