Como en anteriores años he seguido el concierto de la filarmónica de Viena,que se celebra en el salón dorado del Musikverein, que fue dirigido este año con la batuta de Christian Thielemann. Y me ha recordado la historia que leí, que antiguamente los directores de orquesta y coros marcaban el compás dando con el pie en el suelo. Juan Bautista Lully, fundador de la ópera francesa, determinó sustituirla esa forma habitual,por un bastón de dos metros,con el que golpeaba el suelo al compás de la orquesta. Muerto el creador por un accidente,precisamente por ese bastón, fueron posteriormente reduciéndolo a las proporciones que hoy tiene la batuta.El repertorio este año fue sobre composiciones de Strauss, Hermerber (hijo) y Carl Michael Ziehrer. Es interesante siempre el final del concierto cuando interpretan la marcha Radetzky, composición en honor del conde de mismo nombre, que Johann Strauss (padre) compuso en su honor con la citada marcha Radetzky. Joseph Roth relata magníficamente dicha marcha, a través de tres generaciones de austríacos,esa composición, que era interpretada los días festivos en el templete austríaco año tras año, siguiéndole la Gran Guerra y la 2ª Guerra Mundial, que convulsionaron el mundo. En relación a esas contiendas Stefan Zweig y Joseph Roth fueron dos escritores antinazis y europeístas y grandes amigos. Weiserman dice : «De aquella época debemos aprender que la literatura es algo temido por los poderosos,por eso nos nazis quemaban libros».