Me suelen invitar a conferencias literarias a las que suelo acudir tempranamente, y he de encontrarme siempre y para mi inexplicablemente,una serie de filas reservadas para políticos y otros de su conveniencia,lo que no encuentro lógica alguna .Los que dicen ser los representantes del pueblo no actúan como tal, pues llegan a sus asientos reservados cuando les viene en gana, incluso en ocasiones cuando el conferenciante ha empezado su disertación. Algunas conferencias que personalmente he impartido en las Facultades, nunca ha habido asientos reservados,pues todos somos del mismo pueblo. No entiendo ese elitismo con los políticos y otros semejantes, cuando ellos en sus proclamas de partido siempre dicen de servir al pueblo,aunque parece ser más de la caracterización del despotismo ilustrado,de todo para el pueblo pero sin el pueblo, que se atribuye a Luis XV de Francia, a Carlos III de España y a Catalina II de Rusia. Basta ya aparatosas reservas, mientras los demás aun madrugando nos encontramos sin sitio, y tenemos que observar que las filas reservadas se quedan asientos libres y los que quedan y ocupan vienen siempre tarde.