No hay ni un solo día en el cual se pueda descansar del procés, los medios de comunicación parecen no agotarse de repetir la misma información con unas cuantas frases modificadas, con matices cada vez más exquisitos, ensimismados del resto de cuestiones. La amplitud de miras deja mucho que desear en la actual sociedad posmoderna, no somos capaces de pensar más allá de la fugacidad, los tiempos acelerados nos atolondran, nos convierten en zombis que repiten fehacientemente los mismos eslóganes simples y banales. Pedro Baños, un coronel en la reserva y autor de varios libros sobre geopolítica, fue invitado hace 4 meses a FAQS, un programa de debate político de TV3. Baños, hombre lúcido y eminencia en su campo, opinó con fundamento sobre diversas cuestiones; el incipiente poder chino, el envejecimiento en Europa, la excesiva natalidad en África o la falta de proyecto para la UE. A pesar del intento de Baños de tratar cuestiones realmente preocupantes, los periodistas no paraban de sacar a colación el tema del procés, tema que esquivó en todo momento Baños. Los comentarios de Twitter, que se reproducían en la parte inferior de la pantalla, mostraban a los tuiteros molestos porque aquel día se iban a quedar sin su dosis correspondiente de procés, descontextualizando las palabras de Baños para poner en su boca algún comentario, que nunca hizo, sobre el procés; que si ya nos está llamando supremacistas, que si evita hablar de derechos humanos, que por ser militar representa al Estado opresor español, y otras sandeces que el lector ya se puede imaginar. Un hecho, que fuera de ser característico de Cataluña, muestra una sociedad enfermiza. Una sociedad que no es capaz de transcender lo anecdótico y de pensar los retos que este siglo ha puesto sobre nuestros lomos. Una sociedad abocada al fracaso.