Tiempo ha que se filosofa sobre moral y ética, y sin entrar a valorar las diferentes corrientes que las han analizado (historicismo, teologismo, objetivismo...), sí creo conveniente opinar sobre algunas necesidades relevantes. Hoy por hoy, podemos entender que practicar sexo en vía pública es inmoral, dado que cualquier país lo valora así. El problema aparece cuando existen naciones con determinadas demandas consideradas legítimas (homosexualidad, aborto, eutanasia, suicidio asistido...) y otras que las consideran inmorales y por tanto punibles, llegando hasta la pena de muerte. En España, los partidos ultraconservadores -PP, Vox, ...-, son de los que consideran dichas demandas inmorales, pero al geolocalizar la inmoralidad, es decir, al considerarlas éticas si españoles pudientes las llevan a cabo en otros países («geomoralidad»), es cuando podemos hablar de actitud hipócrita. Aunque el progreso resulta imparable -recientemente se permitió sin ambages el divorcio, el matrimonio homosexual y poco más-, conviene recordar que el Medievo duró ocho siglos...