Un grupo de jóvenes ha matado a alguien de una paliza. La noticia podría ser de ayer o del mes pasado. Los motivos: ser homosexual, no llevar tabaco o, simplemente, estar allí. Un grupo de más de dos individuos es una horda, y tiende al linchamiento. De adolescentes, todos nos hemos visto envueltos en alguna pelea, pero teníamos nuestras normas: uno contra uno, y cuando el contrincante cae al suelo está vencido, los perros así lo hacen. La novedad consiste en que la lucha es desigual en número y en no respetar al vencido, más bien al contrario, patear la cabeza del que yace semiinconsciente hasta que se rompe como un melón. Ningún equipo de fútbol sentiría orgullo jugando once contra dos, y sus aficionados no jalearían una goleada en esas condiciones. Palizas en grupo, violaciones en grupo; habría que revisar el Quijote para recordar en qué consiste ser hombre.