El pufo de la EMT tiene el mismo patrón que los de épocas anteriores: organismo público, sea Ayuntamiento, Diputación, Generalitat o bien en sus empresas o chiringuitos. Los políticos que los manejan, al descubrirse el pastel, echan la culpa a técnicos o funcionarios, que realmente son los que firman la transferencia culpable y los que finalmente se sientan en el banquillo. Se ha creado un Estado de las Autonomías sin ningún control que no solo ha originado deudas estratosféricas, la de la Comunitat Valenciana es increíble, sino que ha permitido la Gürtel en Madrid y València, el tres per cent en Cataluña y los ERES andaluces. Son raros los pufos en Ministerios, en la Administración Central, que sí tiene controles eficaces. Y no se tienen noticias de que existan en empresas privadas como Porcelanosa, la Ford o Mercadona. Es fácil encontrar la diferencia, pero hay que estudiar y sobre todo tener ganas de cambiar.