Me es muy difícil, imposible. Debido a la cultura recibida y el ambiente en que me he desarrollado, desde años y con máxima convicción tengo a Cristo Jesús como referencia en mi vida. Por ello las contradicciones en mí son muchas; siéndome imposible comprender si el ser humano nacemos siendo buenos por naturaleza o ya, contrariamente, llevamos en nuestro corazón la envidia, el odio y el rencor. El pueblo catalán ha sido siempre el gran envidiado debido a su nivel, a su posición europeista, a estar siempre en la vanguardia en todos y cualquier aspecto de la vida; ello respecto al resto de los pueblos de España salvo, también por su idiosincrasia, el País Vasco. Y, como pecado de todo ser humano, cuando la envidia crece en los corazones y aquella se generaliza en amplios colectivos tales como puedan ser los pueblos, aquella se traduce y se convierte en odio, en rencor. Y así hemos llegado a la situación que hoy vive el pueblo catalán al que se ha intentado; ello alimentado en alto grado por unos políticos que han procurado (y conseguido) enfrentar a los pueblos; poner barreras, frenos, en su evolución natural de ir por delante en el crecimiento en todos y cualquier aspecto. Y ello puede apreciarse todos y cada uno de los días en la política y en los platós de las televisiones. ¡Así, todo irá a peor!