Tras las elecciones 10-N el panorama se va despejando, aunque algunos prefieran no verlo. Así que la aritmética parlamentaria es evidente. PSOE, con Podemos y Errejón, son 158 escaños. Añadamos los siete del PNV y el de Cantabria, como estábamos antes del domingo, y llegamos a los 166. Sin independentistas, separatistas o demás criticables por la derecha. Gallegos, Canarios y Turolense podrían incrementar esa cifra hasta los 170, todavía insuficientes.

En aras a la gobernabilidad, la responsabilidad y sentido de Estado manifestado en las últimas semanas por Ciudadanos, deberían apoyar la investidura y, de paso, recuperar su lugar. PSOE va a tener que ir a "su rincón" en la izquierda, y PP va a tenerse que batir con Vox por la derecha, ampliando el espacio equilibrado y moderado de centro, que C´s no debiera haber abandonado por la ambición desmedida de Rivera, que creyó ser capaz de fagocitar a toda la derecha.

Podemos y Errejón deben ser los aliados naturales del PSOE, que le obliguen a hacer esas políticas de izquierdas tan temidas por algunos: blindar constitucionalmente las pensiones ligándolas al IPC, limitar las desgravaciones fiscales de las grandes empresas y hacerles tributar un poco más solidariamente, establecer un plan de devolución al Estado del coste de rescate de la banca, despenalizar la eutanasia, subir el salario mínimo, derogar la ley mordaza, profundizar en el cumplimiento de la ley de memoria histórica, revisar el Concordato con la Santa Sede, racionalizar tasas académicas y becas para no perder conocimiento, recuperar la sanidad universal, regular la ocupación de viviendas y los alquileres€.., con eso ya tienen para una buena temporada. Incluir a alguien de Podemos (o cercano) en el gobierno no tiene que ser un trauma. Nombrar ministro de Defensa a Julio Rodríguez no podría ser criticado ni por la derecha y sería una buena muestra de cordialidad.