Cada 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, y es un magnífico día para concienciar, empezando desde los colegios, de que planeta solo tenemos uno y que tenemos que entre todos, cuidarlo. Cada vez estamos más concienciados sobre el reciclaje de nuestros residuos, de no tirar nada en montañas y playas, de utilizar más el transporte público o la bicicleta para los viajes cortos de diario, de utilizar energías limpias y renovables en nuestros hogares... Pero hay una cosa que obviamos y es algo que hacemos todas las personas del mundo varias veces al día, alimentarnos. Cada día más personas que se preocupan por el planeta llevan una dieta 100% vegetal, ya que comer animales supone aumentar la contaminación y con ello el calentamiento global, además de malgastar los recursos naturales, pero ¿por qué? Básicamente por dos razones medioambientales: Contaminan el aire y el agua. Ambos recursos necesarios para vivir. La ganadería y la pesca generan más emisiones de CO2 que todas las formas de transporte del planeta combinadas, emitiendo gases de efecto invernadero como el metano. Además, se contamina el agua con las millones de toneladas de desechos animales que producen cada año, los antibióticos y hormonas que se les suministra, por no hablar de que para producir un filete de ternera son necesarios 4.500 litros de agua... Si en vez de dar vegetales a los animales para producir carne, nos alimentáramos de los vegetales directamente, podríamos alimentar incluso más del doble de la población, acabándose así el hambre en el mundo. Como dice el Dr. Neal Barnard, presidente del Physicians Committee for Responsible Medicine (PCRM): «Se come carne por gusto, al igual que se bebe alcohol o se fuma tabaco, pero ningún médico responsable recomendaría el consumo de ninguno de esos tres productos». Así que si no lo hacemos por nuestra salud, al menos hagámoslo por la del planeta. Y es que al final ser consciente de nuestra alimentación, cambiaría el mundo.