Dentro de nada, todos los políticos electos quedarán en evidencia cuando en el Congreso de los Diputados sean interpelados con estas palabras: «¿Juráis o prometéis acatar la Constitución?». Si nuestra clase política fuera seria, consecuente y respetara las normas establecidas, su respuesta solo debería contener dos palabras, con dos posibles opciones: «Sí, juro» o «Sí, prometo». Si nuestro Parlamento fuera serio y su autoridad no fuera cuestionada y tomada a pitorreo, su presidencia consideraría como un «no» a toda respuesta que no se ciñera al protocolo establecido, perdiendo el político de turno la posibilidad de ocupar su escaño hasta que no cediera en su empeño colorista, independentista, progresista, nacionalista o republicano.

España no se puede permitir que los primeros que incumplan las normas sean sus representantes políticos. El Parlamento pierde toda su credibilidad ante el pueblo español y el resto de países democráticos cuando algunos de sus políticos maltratan y se mofan de la Constitución y de nuestra Monarquía Parlamentaria sin sufrir represalia alguna por ello. ¿Que no estás dispuesto a contestar con un simple «sí, juro» o con un «sí, prometo»? Pues deja el móvil, la Tablet y la nómina y, como diría mi padre, ¡vete a tu pueblo!