Cada vez nos relacionamos menos con nuestro entorno, conocemos menos a las personas que nos rodean diariamente, vivimos absortos por la tecnología. Sabemos mucho sobre las aplicaciones de moda en internet, o sobre las personas célebres, pero ¿y lo que nos rodea? A día de hoy hemos llegado a no conocer a nuestros familiares o a nuestros amigos, no sabemos lo que les gusta, o simplemente no sabemos algo tan básico como el trabajo exacto de nuestros padres, ni el grupo de música preferido de nuestros hijos. Algo tan estremecedor como esto ha sido provocado por cómo las personas hemos adaptado las tecnologías a nuestra vida, poniéndolas en primer lugar, y no dándonos cuenta de que en primer lugar vamos nosotros mismos y las personas que nos rodean de verdad y no de forma virtual. La tecnología nos aporta rentabilidad en muchos aspectos, pero hemos dejado de saber utilizarla de forma productiva. Hay que dar un buen uso de las tecnologías y utilizarlas en nuestro beneficio el cual está muy lejos de dedicarle todas las horas de nuestro día. Estas Navidades deberíamos de desconectar para volver a conectar con nuestros seres queridos, para pasar tiempo en familia y dejar de lado las múltiples pantallas. Todavía está en nuestras manos frenar el desvanecimiento de la interacción social cercana. Yo voy a desconectar. ¿Y tú?