Al Dr. París, insigne valenciano. No podíamos dejar de escribirte unas líneas antes de que tu nombre flotara en el limbo del tiempo. Un marinero siempre debe estar presto a las órdenes de su capitán y a honrar su nombre. Contigo se nos va un poco de herencia humanista que ya de por sí escasea. Testigo de ella con familias que no podían permitir gasto alguno dadas las penurias de la época. Sólo gente como tú crea la grandeza de un colectivo. Descansa, campeón, descansa... siempre en nuestra alma. Tu tripulación.