En cierta ocasión leí una columna periodística en la que se hablaba sobre defender su derecha y hacerlo patente con educación a las personas que la contravienen y le di la razón. Es curioso que las generaciones intermedias y las más jóvenes no saben circular por aceras, escaleras, vía pública, donde ir por la derecha es lógico y de educación. Cuando bajo las escaleras del metro que no son automáticas, y observo que las personas suben por su izquierda no respetando la derecha, suelo esperarme para hacérselo ver y cuando terminan de subir, paso a mi derecha, me sujeto a la barandilla y bajo. Esto no lo puedo hacer si las escaleras están ocupadas por gente joven en el lugar inadecuado haciendo juegos malabares con sus móviles. Debemos dejar nuestra derecha a los ancianos, personas en silla de ruedas, y necesitadas de atención, pero precisamente estas personas son las que intentan apartarse con gran educación, lo que no consiento. Cuando alguien va mal por la acera, ocupando mi derecha, me paro y se aparta. A veces si uno deja un pequeño hueco a su derecha para no darse un golpe por lo que pueda sobresalir de las fachadas, siempre alguno que se considera más listo se cuela. En la biblioteca Pilar Faus de València es muy común ver gente entrando por la salida y saliendo por la entrada, demostrando mal uso de su derecha.