Si mi padre cobra una escueta pensión de 1000 euros que entrega íntegra a la persona que le cuida entre semana, si ha de tirar de sus ahorros (y menos mal que el hombre fue ahorrador) para pagar agua, luz y comida de ambos, si mi hermana y yo pagamos a la persona que le ha de cuidar los fines de semana, si entre ambas cubrimos los festivos ya no por no pagar sino por no introducir una tercera persona que lo desbarate aun más, no puedo evitar pensar qué será de mí si mi pensión va a ser bastante ridícula a pesar de llevar más de 43 años cotizando, si ahorrar ya no tiene sentido pues las cuentas normales ya no dan réditos, si no tengo hijos ni perrito que me ladre, pues entonces se me viene aquello del que canta su mal espanta y para mi horror me transformo en Doris Day cantando aquella de qué será será.

Desde aquí mi agradecimiento a todas aquellas personas, en su mayoría emigrantes (bienvenidos sean) que cuidan a nuestros mayores por unos sueldos de miseria pero que aun podemos pagar. Y en el futuro...qué será será porque, mi querida Eutanasia, a mi no me salen las cuentas.