De niña, me iban las aventuras. El Hobbit fue el primer libro de la saga que cayó en mis manos. Como friki ejemplar que soy, aún conservo con mucho mimo la Guía Completa de la Tierra Media. Me pasé gran parte de la adolescencia leyendo, dibujando las escenas que mi mente recreaba y soñando que, algún día, Gandalf o Hagrid llamarían a mi puerta. Años más tarde, secuelas, pre-cuelas y adaptaciones acabarían con toda la magia de los libros. Con Tolkien también muere parte de nuestra imaginación. Y cuando no seamos capaces de imaginar, ya no podremos crear, inventar, emprender, innovar, ni soñar... en definitiva, no seremos libres ¡Hay que leer más!