A mi instituto, aquí en València, comienza a actuar. Y entro en la sala del profesorado y todos y cada uno de los profesores daba su opinión sobre el asunto y basaba sus detalles en soluciones y lecturas generalizadas. Todos concluyendo con las consecuencias a nivel mundial o particular a todos los niveles ya sea sociales, culturales, raciales, de incompetencias y demás. De pronto, los especialistas y los sabios en el manejo de los entresijos de esta vida surgen y nos ilustran. Y forman tríos, parejas o grupos y discuten acaloradamente la culpabilidad y la torpeza o inacción universal, particular o subjetiva. Como nos enciende la mecha de la mascletà cualquier elemento macabro, grave y siempre rodeado de muertos o consecuencias catastróficas. jamás vi y me imagino que no lo haré, estos niveles de preocupación colectiva en algún hecho de categoría cultural o de trascendencia humana. Respetando la gravedad del corona irus y sus apocalípticas consecuencias (eso se oía esta mañana) me es realmente llamativo la vulgaridad de aquello que nos inspira en nuestros diálogos y monólogos emotivos y sentidos.