Con el auge del temido COVID-19 a Valencia, las tradicionales fiestas de las Fallas han sido una de las víctimas de este virus. Los imponentes monumentos se han quedado a medio montar en medio de las calles, las churrerías abiertas estaban ya preparadas para "hacer el agosto" y solamente han podido vender una pequeña parte de todo lo previsto, las espectaculares luces iluminando y dando color a la ciudad deberán retirarse y el rítmico estruendo de las mascletàs ha sido silenciado. No solo la población está afectada, sino que la economía va a resultar gravemente perjudicada, pues no se va a producir todo el dinero que genera esta festividad gracias al turismo y las demás actividades. Sin embargo, debemos mirar el lado positivo de esta suspensión para así no amargarnos durante estos largos días de confinamiento en casa. Gracias a este aplazamiento, podremos disfrutar de unas Fallas con buen tiempo, pues si se hubiesen celebrado en los días correspondientes la lluvia habría formado parte de esta festividad. En la fecha prevista para su celebración, del 15 al 19 de julio de 2020, el "caloret faller" estará más que presente y el sol hará que las Fallas brillen más que nunca. ¿Por qué no mirar esta situación como una nueva forma de vivir esta tradicional festividad? Un poco de cambio nunca viene mal, como dice el refrán "renovarse o morir".