Tras el incremento exponencial del número de casos de COVID-19 en España, no se habla de otra cosa que no sea este último. Cabría destacar uno de los sucesos más notables durante el confinamiento: el evento de aplausos en los balcones dirigidos hacia los sanitarios. Vemos y muchos formamos parte de este acontecimiento diariamente, movidos por la admiración hacia todo el equipo de profesionales, que luchan en primera línea contra la pandemia sin importar el cansancio al cual están expuestos.

Está claro que los sanitarios son héroes, son esenciales y honorables, pero, ¿y los trabajadores públicos que no pueden permitirse no acudir al trabajo? No niego lo respetable que es el oficio médico, no obstante también tendríamos que considerar el esfuerzo que están haciendo los limpiadores, las cajeras de supermercados, los conductores de autobuses, etc., que hacen su labor sin mascarillas y sin protección. Gracias a ellos podemos cubrir nuestras necesidades primarias como la higiene o la alimentación, que también son de máxima importancia.

Debemos respetar todos los empleos que batallan directa o indirectamente contra la pandemia. Por esta razón, para contribuir en esta lucha, nosotros, permanecemos en cuarentena apoyando desde nuestros hogares.