Que cuando todo esto acabe, no volvamos a ser los mismos, que todo este tiempo haya sido un aprendizaje, una reflexión. Que nos haya cambiado la manera de pensar, de concebir, de apreciar cada minuto de nuestra "adquirida" rutina que tantas y tantas veces nos pareció monótona. Que cada mañana, al despertar, apreciemos la gran suerte de estar vivos, de poder salir a la calle libremente y que ello nos haga querer ser mejor personas, agradecer a la vida todo lo que nos rodea, por insignificante que sea y que nunca valoramos hasta el momento en el que el mundo dijo basta y tuvimos que escucharlo. Sólo hizo falta parar, darle un respiro, unirnos todos más que nunca por una causa común que afectaba a todos y que no tenía en cuenta clases sociales, géneros o nacionalidades, pero tuvimos que hacerle frente separados, como nunca antes podíamos haber imaginado.