"El fútbol es un juego de caballeros jugado por villanos y el rugby es un juego de villanos jugado por caballeros". Y no es necesario irnos al fútbol profesional para corroborar este dicho inglés, ya que el hecho de que los padres de familia vayan los domingos a ver la competición de fútbol base de su hijo entre querubín y cadete (4 y 15 años de edad) y se dediquen a linchar al árbitro, (quien en ocasiones no pasa los 16 años) o a los propios jugadores, es algo insólito para quien ve el fútbol como solamente un deporte y juego en equipo que puede ayudar a desarrollar importantes aptitudes y actitudes en los críos. ¿Acaso no lo es? Está claro que el "deporte rey" cumple los factores anteriores, es decir, puede ser algo beneficioso en muchos sentidos si la manera de sentirlo es la adecuada. Pero esto se puede aplicar tanto al fútbol como a cualquier deporte.

El problema viene en cómo la gente siente el fútbol y en cómo se les va de las manos el fanatismo, ya que si nos vamos al nivel profesional encontramos grupos de ultras radicales que incluso algunos reconocen que para ellos el fútbol es una excusa para poder disfrutar de lo que de verdad les gusta, la violencia. Es por eso, que después, cuando nos encontramos con las competiciones a menor escala, el fútbol que juegan nuestros hijos, es cierto que cuesta más encontrar el mismo grado de violencia, pero está claro que no es inexistente. El mismo adolescente ultra de un equipo lo será también del equipo de su barrio, y el adulto que disfruta de insultar en los estadios de fútbol, lo replicará después con los compañeros y rivales de sus hijos.

Sea cual sea el punto de vista desde el que veamos el fútbol, estos hechos y muchos más los cuales se ven en las canchas y campos, son actos deleznables.

¿Tal vez el vigente aislamiento haga a las personas discernir lo que de verdad es importante y lo que no, y que para cuando esto acabe estén más concienciados y cambien de actitud? Bueno€ ¿por qué iban a hacerlo?